Alan Alberto Loayza Carrién, líder comunitario
Ollantaytambo, Región del Cusco, Perú
Entrevistado por personal de la Institución Smithsonian
Junio 2014
Ollantaytambo en el Valle Sagrado es considerado un importante centro de producción agrícola. El Tawantinsuyu tomó control de Ollantaytambo y el Valle Sagrado por cuatro razones principales: la cantidad de agua que tenemos aquí, que ha contribuido a la agricultura; la tierra fértil que tenemos en el valle; el agradable clima que contribuyó a la domesticación de los alimentos; y la presencia de la cordillera Urubamba-Vilcanota que, para los Inka, formaba parte de su cosmovisión andina. Los Apus—las montañas— son deidades, y esta cordillera era una de las más veneradas del Cusco. También es importante mencionar que el Valle Sagrado ha sido y sigue siendo el centro de la producción de maíz más importante que tenemos en Perú y los Andes.
Ollantaytambo es ahora muy importante para la presencia de terrazas agrícolas. Los Inka no estaban satisfechos con cultivar las tierras fértiles del valle, sino también en las terrazas de las montañas para convertir el terreno rocoso y escarpado en áreas agrícolas altamente productivas. Y en todo el Valle Sagrado de hoy, donde quiera que vaya, encontrará muchas cosechas y verá infinitas terrazas creadas para fines agrícolas.
Para convertirse en un centro de producción, Ollantaytambo tenía que tener un sistema hidráulico—un sistema de riego con acueductos, canales y mecanismos de drenaje. Sirve como un gran ejemplo de la ingeniería hidráulica de los Inka. Aquí en la cima de Ollantaytambo, tenemos lagos, glaciares y manantiales, y toda el agua que se le provee al pueblo viaja a través de este desfiladero. Durante los tiempos de los Inka, los ríos y arroyos fueron utilizados para irrigar los cultivos en las terrazas agrícolas y este sigue siendo el caso hoy en día. Cada terraza agrícola tiene su canal, y el agua de manantial recogida pasa a través de tuberías en los embalses para utilizar como agua potable.
Para las culturas antiguas, la única forma de sobrevivir en los Andes era construyendo terrazas agrícolas. A medida que las comunidades andinas encontraron las montañas escabrosas y difíciles, se vieron obligadas a adaptarse a la geografía. En general, se adaptaron creando áreas productivas mediante el uso de terrazas agrícolas. Hoy en día hay más de un millón de terrazas agrícolas en el Perú, algunas de las cuales datan de hace 5.000 años. Muchos de los antepasados Inka construyeron terrazas agrícolas, y los Inka hicieron innovaciones en estas terrazas. Técnicas de construcción muy especializadas evitan que las terrazas se desmoronen. Tienen piedras muy grandes en la base; luego piedras regulares como la siguiente capa; luego grava, arena, arcilla y suelo fértil mezclado con excrementos de animales. Así se construyen las terrazas agrícolas.
Las terrazas agrícolas también funcionan como muros de contención y forman parte del sistema de drenaje más grande. Las terrazas han sido fundamentales para la domesticación de las plantas. Una terraza en la parte inferior de una montaña no tiene el mismo clima o temperatura que la terraza en la parte superior. De esta manera, las terrazas son prototipos de invernaderos. Además, se ha encontrado que estas terrazas son mucho más productivas que la tierra normal, y el tiempo de producción es mucho más rápido. Las terrazas agrícolas dan al este, donde sale el sol, para absorber la luz del sol de la mañana, creando un agradable microclima para el crecimiento y la producción.